que no vi las señales que me advertían
que si me alejaba demasiado
ya nunca podría deshacer mi camino.
Y ahora, desde esta frontera,
desde esta continua inconsciencia,
veo a mi pasado estancado.
A mi esperanza intentando salir a flote
para evitar morir ahogada.
A gente que un día consideré amiga
y que aún no sé
si me fallaron,
o me falle a mi misma
Porque siempre fui un desastre
que nunca supo estar a la altura
de aquellos a los que (me) quería(n).
Ahora, con más tristeza que años,
he comprendido que cuando uno huye de si mismo
se le pega el miedo a los talones,
los recuerdos se convierten en cemento que se adhiere a la suela de los zapatos
ralentizando tu paso y obligándote a quedarte parado.
en un estado de letargo
en el que la vida
deja de tener sentido
y solo parece algo abstracto.
Si lo hubiera sabido
Nunca habría huido
Porque preferiría el dolor
A este insoportable vacío.